¿Son las subvenciones a la cultura compatibles con la libertad de expresión?

Este año, el ministerio de cultura, además de las subvenciones a la edición de cómics, ha estrenado las subvenciones a la creación de cómic, que vienen a engrosar las millonarias ayudas a la creación literaria que funcionan desde hace tiempo. Suena fantástico: Un montón de dinero de la administración (de todos los trabajadores, en el fondo) en manos de los editores y los creadores para que el sector sea rentable. Espera, que quizás no sea tan fantástico.
A favor de las subvenciones.
Se subvencionan sectores que la administración considera esenciales o de interés nacional, como la ganadería, la agricultura o la industria del automóvil, por poner algunos ejemplos.
La cultura es esencial para tener una sociedad mínimamente sana a muchos niveles, y por eso estoy deacuerdo en que se subvencione. Esto, por supuesto, es opinable.
¿Cuál es el problema entonces?
Tienes que cumplir unos requisitos más o menos lógicos y luego una serie de personas puestas a dedo escogen, tamibén a dedo, quién las cobrará. Da igual el criterio que utilicen: siempre serán tan subjetivas como sospechosas.
Uno puede mirar la lista de los "premiados" durante horas y no acabar de entender nunca el criterio, si es que existe. Y claro, aquí es donde se fundamentan las dudas razonables: ideología política afín, mordidas (eufemismo de sobornos), favoritismos, amiguismos, chanchullos, cortijos... Que cada uno lo interprete como quiera. Aunque no existiese fraude alguno, el simple hecho de que TODAS las editoriales y autores estén pagando impuestos para que la administración coja una parte y decida repartirla entre los que ellos escojen a dedo, es extraño hasta para los menos desconfiados.
Si el gobierno de turno puede edecidir qué editoriales y autores tienen más o menos posibilidades de sobrevivir en la industria, de facto, está escogiendo qué libros y cómics llegan a los lectores. Y, por extensión, qué ideales prosperarán en la sociedad.
Esto me suena a una libertad de expresión un poco demasiado selectiva, por no decir ausente.
Pero ¿se puede hacer de otra manera?
Por supuesto. Ahora se recaudan muchos impuestos del sector y la administración ayuda a quien cree conveniente en detrimento del resto. Es tan sencillo como aliviar en la misma medida los impuestos que pagamos entre todos los involucrados en el sector, de modo que para todos sea igual de fácil sobrevivir, y lo acabe haciendo quien más lo merezca. Pero claro, supongo que esto eliminaría las tan suculentas (y presuntas) mordidas, favores a débito, amiguismos, chanchullos... Además de no poder anunciar a bombo y platillo y con golpes en el pecho que se han gastado millones de nuestros euros en subvenciones a la cultura, con los votos que da eso.
Daniel Torrado.